Amor y cadáver | Solange Rodríguez Pappe

Por Solange Rodríguez Pappe

(Publicado originalmente en el blog de la autora El lugar de las apariciones, Guayaquil, el 9 de febrero de 2011)

Una mujer está siendo desarmada sobre la mesa de autopsias. Ya no es más que piel y huesos.

El lógico y compungido forense hurga entre los intestinos suaves, revisa minuciosamente la cavidad de la boca, entierra sus dedos y aprisiona el corazón, deshilvana los nervios porque se le ha encomendado, a la fuerza, la tarea, ya de por sí, infausta.

Mientras la hace, se pregunta exactamente de qué parte, de qué sección de ese cuerpo que ahora no es más que las vísceras de lo que podría ser una yegua o un ángel, se pudo enamorar tan locamente, ese hombre sudoroso que lo apunta con la pistola.

«¿Habrá sido de la clavícula?», se dice. «¿O de las manos pequeñas?» «¿O de los dientes?»

Y mientras realiza la inspección, la Colt tiembla amenazante en la mano del enamorado.

No había sido una mujer hermosa, ni muy diestra, ni muy inteligente, a juzgar por el tamaño del cerebro. El médico niega con la cabeza.

—Siga buscando —dice el hombre con ojos vidriosos—, algo encontrará.

Pero ya no hay ninguna víscera más que pesar.

— Lo siento —concluye el forense con una voz metálica, sin rastros de dudas— No he hallado un solo gramo de amor hacia usted, lo siento, ni una brizna de polvo, ninguna…

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