Por Alejandro Ribadeneira
(Publicado originalmente en diario El Comercio, Quito, el 14 de febrero de 2018)

Fotograma de ‘Black Panther’, cinta de Marvel con personajes que resaltan tanto a la comunidad afro como a las mujeres. Foto: IMDB (Fuente: El Comercio)
[A los] dos días para el estreno de ‘Black Panther’, la 18ª película del actual universo Marvel, y los primeros comentarios son de unánime alabanza hacia un producto del cine comercial que se muestra superior en lo técnico y a tono con los reivindicativos tiempos que vivimos en el contenido; pero que aprovecha la irresistible fuerza de los superhéroes para narrar una historia con acción, sí, pero también con algo de trasfondo político, de reivindicación y de denuncia.

Despliegue de página El Comercio. (Fuente: https://www.elcomercio.com/tendencias/superheroe-estreno-cine-panteranegra-pelicula.html)
Ubicada cronológicamente luego del durísimo enfrentamiento entre Iron Man y el Capitán América, con el dilema de hasta dónde puede llegar el libre albedrío del superhéroe de por medio, ‘Black Panther’ cuenta el conflicto personal de T’Challa, un príncipe que hereda el trono de un país aislacionista, un paraíso, un milagro tecnológico, una torre de marfil que sus antecesores han procurado cuidar con celo para no contaminarse con el exterior.
Pero, ¿acaso no es un deber ético compartir los conocimientos con el mundo? ¿O es insensato abrir la puerta porque el mundo, es decir la humanidad, es destructiva por naturaleza? Esta es la disyuntiva de T’Challa, que convierte a este filme en algo más que un mero espectáculo, a pesar de que, en efecto, el ojo se deleita con las escenas de acción, las coreografías de pelea y los vestuarios.
Esto también logra que el villano estelar, Erik Killmonger, tenga más densidad que lo esperado. Ulysses Klaue, mejor conocido en los cómics como Klaw, es más estándar.
Ha impactado el notable aire de diversidad de esta película. Primero, porque estamos ante el primer superhéroe africano que tiene una película propia. Segundo, porque el relato está enfocado en el África negra, no exactamente en la de ahora, que sufre las consecuencias de esa larga violencia que empezó hace centurias, con la colonización, y sigue vigente con los gobiernos sanguinarios. Se enfoca en otra, en una tierra idílica, un país inventado como Wakanda, que bien hubiera podido surgir si la historia hubiera sido otra. Tercero, también se aprecia una reivindicación de la fuerza femenina. El protagonista es varón, pero está rodeado de mujeres, consejeras, guerreras, científicas, todas independientes, que lo apoyan.
No obstante, y a pesar de estos matices positivos, esta cinta también tiene un rol que cumplir: preparar los corazones de los fanáticos para ‘Avengers: Infinity War’. Mejor abreboca, imposible.
ÁFRICA ese continente de las grandes sabanas, de la gente morena y colorida, ha sido relegada por tercera vez de la historia común de la humanidad, porque nada sabe el mundo «occidental» y poco dice la prensa de lo que esta ocurriendo con la pandemia allá. Si, tal vez es cierto que la mayoría de países y naciones africanas estén pasando un mal momento. Pero son parte de la especie humana y sus problemas sociales y por ende económicos no han recibido atención alguna, que pasara en unas décadas cuando el tan amenazador cambio climático se auné a esta u otra próxima pandemia aun más peligrosa que este extraño «coronavirus» que hace maromas para tamizar a los enfermos o que están con problemas de salud de los «sanos». No soy un paranoide ni nada de eso, pero lo que describen médicos infectólogos e internistas se parece con mucho a un arma biológica (viral, también se incluyen bacterias y micoplasmas) que aun inocente virus estacional fuera de control. Los argumentos de los países como USA, China, Rusia y Europa, no acaban de convencer. Se tapa mucha información, se pasan casos por alto, hay una negligencia sospechosa por parte de China (donde se supone que empezó todo, el culpable obvio en medio de una guerra comercial entre el poderoso de hecho y el poderoso en declive -USA-) que aparentemente «omitió» la magnitud de la infección. Sin embargo, esta omisión ha causado el mayor descalabro económico y una nueva era a surgido donde la internet se convirtió en un lazo vital entre el comercio, la producción y los consumidores (clientes). Pero esto ha sido asimétrico y un continente como África o Latinoamérica solo sirven para notas de prensa sensionalistas, que hasta satanizan a los débiles gobiernos demócratas sometidos a una plutocracia bancaria disfrazada de socialista o de nacionalista (Bolsonaro en Brasil, por ejemplo). Donde este virus ha destapado la miseria mas flagrante del ciudadano que vive el día a día con un dólar, en una economía de necesidades creadas por consorcios formados por individuos extraños a esa dura realidad, claro generada por esa codicia de recursos, como si el planeta fuera un supermercado con perchas inagotables. En Latinoamérica se desconoce la «realidad» de los hermanos africanos, no solo por la pandemia, sino por las propias luchas que están librando contra el anacronismo de tradiciones que menoscaban a las mujeres y a los niños (que en muchos países africanos son todavía esclavizados y las mujeres son vendidas, se consideran propiedad del «esposo» y aún sufren mutilación de sus genitales). En esta crisis humanitaria África a queda arrumada a los documentales de National Geographyc Channel o Nat Geo HD Wild o Discobery Channel o Animal Planet, invisibilizando al africano. Se puede extrapolar que muchos de sus países están sometidos a duras condiciones climáticas que ya fueron noticia, aun hay recuerdos fotográficos de niños famélicos agonizando en brazos de sus madres (hambruna de Somalia y Etiopia en 2011). Que solo sirvieron para que sus autores ganaran un Pulitzer o algún otro premio a la conciencia de especie (social) para aplacar el remordimiento por parte de asociaciones de prensa o editoriales, es decir como un mero negocio de noticia de prensa que en vez de sacudir la conciencia colectiva de la humanidad (de la que tanto habló Karl Jung), paso impasible e indiferente para el greengo, el europeo, el chino, el japonés, etc. Aparentemente tampoco despertó en los gobiernos de esos países poderosos que dicen dirigir el mundo (no se realmente quien los votaría como líderes, yo no he votado por ninguno de ellos) la mas mínima preocupación por que pasaría sí, si ocurriera otra hambruna, si empeoran los gobiernos corruptos y déspotas (aunando sanguinarios como el de Uganda 1972, Idi Amin Dada) que miran a sus ciudadanos como esclavos o vasallos sometidos al capricho del cacique de turno y su tropa de criminales (que usaban el eufemismo de estar luchando por la igualdad social y eran del partido comunista, siendo en realidad facciones tribales muchos de ellos), si ocurriese una pandemia, si la economía se pauperiza (que es lo que paso en África entre 1992 a 2012). Provocando una gran ola de migración de Norteafricanos, especialmente marroquíes, libios (la ONU, Europa y los USA le deben explicaciones y apoyo económico a ese país y no discursillos socialistoides xenófobos pseudolibertarios), centroafricanos de Sudan, el Congo, Mali, Nigeria (inundado de petróleo 5to productor, inundado de corrupción y de miseria, eso no se le achaca a Europa o los USA directamente sino al modelo que exportan y que no corresponde al nivel de realidad de ese país en particular). Que cruzaron el Mediterráneo entraron por Gibraltar, Sicilia y los países balcánicos y paradójicamente, ya son ahora ciudadanos de ese idílico continente. Claro ahora ya son otra vez mal vistos (junto con los musulmanes) por que les quitan el trabajo a los europeos, generando por parte de los países que los han acogido (por remordimiento y me culpa) una reacción de cuestionamiento y rechazo social (en especial por grupos de derecha neonazis que arguyen la falacia de la superioridad racial). Entonces la contradicción discursiva esta al orden del día de los políticos de turno (europeos especialmente), porque la solución no esta en acoger mas migrantes africanos (a esta «crisis» se sumo la migración de los sirios que huyen de la guerra en Siria), sino en impulsar la economía sin sangre, del África, especialmente sacar a las mujeres africanas de ese claustro mal sano que envuelve a muchas naciones bajo el yugo de un machismo fuera de lugar. Ya esta demostrado que donde se llega a estas comunidades y se apoya la igualdad de oportunidades y de géneros la cosa cambia, no es que Francia, Bélgica e Inglaterra (a través de la Comom wolrd) no lo hiciesen, sino que no lo hicieron en bloque como Europa. Ahora Hollywood o mas bien Marvel una empresa de entretenimiento basado en el comic a sacado del armario al África con su personaje Black Panter y ha llegado donde los políticos y economistas no habían podido al «ciudadano de a pie» que se ha enterado que África también existe y que hay un superhéroe africano y que este continente debe tener un rol mas importante que ser noticia sangrienta de los medios, pero cuándo los africanos despertaran del sueño «americano» y reclamaran ese trato justo, equitativo y fraterno.
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