La guadaña de la muerte | José Luis Barrera

Por José Luis Barrera

(Publicado en la Rue Morgue, Quito, el 19 de septiembre de 2011)

Hicimos una apuesta: si los matabas, dejaría que vivieras.

Sí, recuerdo claramente la cara de terror que pusiste cuando dije que esa sería tu última noche. Primero te burlaste; «¿quién eres, imbécil». «Soy la Muerte», respondí, haciendo esa voz cavernosa que les produce tanto miedo a los ebrios que, a altas horas de la noche, pasan cerca del cementerio.

Claro, creíste que estaba loco, pero como prueba saqué mi guadaña, al tiempo que exclamaba: «¿qué, piensas que esto es una guitarra?» Es, en ese momento, cuando el pánico se apoderó de tu cuerpo flaco de neonazi con problemas de autoestima.

«¡Pero yo no quiero morir, la próxima semana tengo un torneo de videojuegos en Kabul!», gritaste, y yo, que estaba soportando con estoicismo la tortura de la gastritis, quise darte una oportunidad.

«El estómago me va a matar y solo la comida me calma, tráeme algunos cuerpos para devorar y te dejo en paz.»

Pensé que te ibas a acobardar, pero no. Al día siguiente, armado de un rifle, disparaste y disparaste como si fuera uno de tus ridículos juegos de video, y yo, desde las sombras, sonreía hambrienta, insatisfecha.

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